El reconocimiento que se entrega en el marco de la conmemoración del “Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras” tuvo su 2º edición. En un encuentro colmado de emociones fuertes, se entregaron 10 estatuillas a mujeres luchadoras y trabajadoras de la región.

 

En el marco de la conmemoración del “8M Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras”, Los Molinos Espacio de Encuentro concretó ayer martes, la 2º edición del evento llamado “Mujeres que abren caminos”. En un clima de profundas emociones por las notables historias compartidas, se entregaron 10 reconocimientos a mujeres de la región.

Fueron reconocidas mujeres de varias localidades del departamento San Martín por ser trabajadoras y luchadoras, comprometidas con causas que inspiran, no solo a otras mujeres, sino a toda la sociedad. Las reconocidas fueron Rosana, Mariana y Silvina Chiarlo de San Jorge; Marta Garnero de Piamonte; Yamila Rosso de Carlos Pellegrini; Antonia Peralta de San Jorge; las Bomberas Voluntarias de Cañada Rosquín; Patricia Machuca de San Martín de las Escobas; Claudia Cesaratto de Carlos Pellegrini; las mujeres del Merendero “Semillitas en Unión” de Sastre; María Eugenia Racciatti de Cañada Rosquín; y María Cristina Quinteros “Negrita Fantín” de El Trébol.

Como ocurrió en la 1º edición de “Mujeres que abren caminos”, realizada en 2022, las mujeres fueron seleccionadas para el reconocimiento, que incluyó la entrega de estatuillas, a partir de un trabajo de investigación realizado por la psicóloga Carolina Garnero y las trabajadoras sociales Valeria Pedro y Ana Clara Pussetto, integrantes del equipo de Los Molinos.

“Cada vez más mujeres ocupan espacios de decisión y liderazgo, y participan activamente en la sociedad por distintas causas. Así, desafían viejos patrones impuestos en las formas de ser mujer y ser varón. Asimismo, se involucran en la construcción de igualdad y en el ejercicio de los derechos. Por ello, son reflejo para muchas niñas, adolescentes y mujeres adultas”, explicaron desde el equipo de Los Molinos Espacio de Encuentro.

Además de las homenajeadas y sus allegadas y allegados, participaron de la actividad, la diputada provincial Lorena Ulieldín, el presidente de la Asociación Civil “Creer en red”, Jorge Zanuzzi,y  el director de Los Molinos, Guillermo Zuvinicar.

Mujeres que abren caminos

A continuación, un resumen de las historias de las mujeres que recibieron el reconocimiento.

Rosana, Mariana y Silvina Chiarlo, de San Jorge. Luego de la Pandemia, las tres mujeres decidieron comprar la fábrica de bolitas Tinka, para hacerse cargo de un proyecto que vieron crecer, ya que son sobrinas de su creador, Víctor Chiarlo, e hijas de uno de sus propietarios históricos, Albino Chiarlo. Tinka es una fábrica de bolitas de vidrio que nació hace casi 70 años y para orgullo de la ciudad de San Jorge, es la única de Sudamérica. Las hermanas proyectan la fábrica con una mirada integral. El rol empresarial y de liderazgo que llevan adelante, está sostenido en el respeto, la igualdad de oportunidades y las buenas condiciones de trabajo. Tres mujeres de la familia se aliaron para ser sostén y acompañarse en un nuevo rol y aprendizaje.

Marta Garnero, de Piamonte. Una mujer cuyo sueño fue tenderle una mano a las personas de la localidad para que se capaciten en oficios, para que tengan una salida laboral, y para que chicos y chicas no estuvieran en la calle. Un sueño por el que trabajó durante treinta años, haciendo de la gestión un arte y una herramienta propia. El Centro de Capacitación Laboral para Adultos/as (CECLA) de Piamonte comenzó de su mano, en el año 1987, y desde ese momento hasta la actualidad la institución no paró de crecer. Una vida dedicada a que Piamonte y la región tuvieran ofertas educativas con salida laboral y la gente tuviera nuevas oportunidades para vivir mejor.

Yamila Rosso, de Carlos Pellegrini. Es Ingeniera Agrónoma, trabaja como extensionista del INTA y participa en varios proyectos referidos al ámbito rural. Su compromiso está puesto en aportar herramientas que ayuden a plasmar un conocimiento colectivo que se va recuperando y renovando. Esta manera de llegar al territorio, le permitió una escucha y una mirada integral y sistémica de la producción agropecuaria y la vida rural en general. Su trabajo como extensionista, a largo de 12 años, le dio la oportunidad de conocer a grandes mujeres tamberas con quienes mantiene una relación estrecha y un grupo de trabajo, que busca empoderar la situación individual de cada una y fortalecer esa red como un componente importante en el desarrollo rural.

Antonia Peralta, de San Jorge. Es referente del barrio San Martín, durante muchos años se dedicó a preparar viandas en su casa, para luego repartirlas a niños y niñas del barrio que las necesitaban. El dolor de una experiencia personal la llevó a encerrarse en soledad y encontró refugio en seguir gestionando esta idea comunitaria, de ayudar a quienes lo necesitan. Otras mujeres se fueron interesando en su labor, decidieron sumarse, y hoy son una red que emprende juntas estas acciones. Aporta en familias de mujeres que crían solas a sus hijos e hijas, además las mujeres se acercan a contar situaciones de violencias por razones de género, y con mucho cuidado van generando estrategias de acompañamiento. Hoy la acompaña un sueño: levantar en su casa un espacio propio, ampliar su propuesta en algo más que comida, y brindar un lugar de sostén, encuentro y actividades.

Bomberas Voluntarias, de Cañada Rosquín. Han logrado derribar barreras, prejuicios y rígidos parámetros teniendo como pilar su vocación, para formar parte de la institución desde el año 2000. Fueron pioneras de la región en obtener sus títulos de bomberas voluntarias y comenzar a prestar tan noble servicio a la comunidad, en un ámbito en el que, en aquel momento, todavía parecía ser solo para hombres. Ellas conquistan día a día espacios, trabajando para obtener respeto, llegar a tomar decisiones, estar al frente de operativos, acceder y ascender a cargos jerárquicos. Las bomberas voluntarias de Cañada Rosquín en la actualidad son nueve, y en ellas también se reconoce a las de toda la región.

Patricia Machuca, de San Martín de las Escobas. Es de profesión enfermera y reconoce al SAMCo de San Martín de las Escobas como “su lugar en el mundo”. Durante la pandemia estuvo sola a cargo del vacunatorio de su pueblo y el de Colonia Belgrano, armó equipos, asesoró y acompañó a colegas, logrando inmunizar a gran parte de la población. Por su destacada labor y conocimientos sobre la realidad del hospital de San Martín de las Escobas, una vez retirada del cargo de enfermera fue elegida por representantes de instituciones como presidenta de la Comisión Ejecutiva del mismo. Es una convencida de que “hay que involucrarse porque la comunidad es de todos y todas”, y por eso también participa y colabora con otras instituciones.

Claudia Cesaratto, de Carlos Pellegrini. Desde hace 25 años dirige la Escuela Rural de “Campo Busso”. Trabajadora incansable de los cuidados hacia otros, educadora de “propios y ajenos”, concibe al trabajo en educación como una construcción familiar, en donde el trabajo es la familia, otra familia es la escuela, el trabajo es la escuela, y es la familia. Tuvo que afrontar las inundaciones de la escuela en los años 2007, 2016 y 2017, en las que tuvo que llegar en lancha a limpiar y recuperar la escuela. Inspirada por el esfuerzo y el amor de sus docentes, aspiró a ser maestra como ellas, y hoy, su sueño de trabajar en una escuela rural está cumplido y se convierte en un gran espacio de lucha por mejorar las condiciones laborales.

Merendero “Semillitas en Unión”, de Sastre. Érica Baroldi es la presidenta de la primera comisión del Merendero que funciona en el Club Unión de la ciudad de Sastre. Es un espacio de encuentro, para que infancias y adolescencias, puedan compartir momentos, además de una merienda. El objetivo es que permanezcan en el club luego de la actividad deportiva, tendiendo vínculos, y además de sumar en la alimentación, nutra la amistad, el trabajo en equipo y la identidad hacia un club y un espacio verde. El merendero al que concurren 180 chicas y chicos desde 4 a 14 años, además, organiza un “roperito solidario” donde tienen la indumentaria necesaria para quien lo necesite. Se reconoce este espacio de trabajo cooperativo, que fundamentalmente es llevado adelante por mujeres.

María Eugenia Racciatti, de Cañada Rosquín. Es Ingeniera Agrónoma, productora agropecuaria y ganadera, una mujer con una vasta experiencia y trayectoria dentro de un rubro que en otra época parecía estar reservado solo para hombres. Con un gran interés en lo ambiental, desde 2015 cuando una cola de tornado destruyó el arbolado público de su Cañada Rosquín, comenzó a formarse en la temática y a trabajar desde la Comuna local para reconstruirlo.  Inició varios proyectos desde la gestión pública, entre los cuales se destaca “Municipios Verdes”, una experiencia que se gestó en Cañada Rosquín y llegó a toda la provincia. Trabajó también en otras comunas y con grupos de mujeres rurales, y fue reconocida a nivel nacional y provincial por sus trabajos.

María Cristina Quinteros, “Negrita Fantín”, de El Trébol. Tiene una fuerte identidad comunitaria que nace a partir de su vocación de servicio y es reconocida por toda su ciudad. Preparó masivas chocolatadas, arroces, salsas, guisos, salpicones, tortas fritas, pollos a la portuguesa. Las instituciones la convocan permanentemente para que cocine y guíe sus mágicas recetas. Entregó sábados, domingos, feriados, fechas festivas de su vida en esta vocación. Es tan amada que en su ciudad que compusieron una canción en su nombre. Hoy tiene 83 años, sigue activa, con deseos de seguir involucrándose en su comunidad, de brindar sus manos, su amor y su intención en cada receta. Oriunda de una familia muy humilde su riqueza radica en el amor inconmensurable que despliega, como una madre comunitaria.